19 enero 2016

De 'Sufragistas' a feministas

“El término suffragette (sufragista) lo acuñó la prensa británica para mofarse de las activistas del movimiento por el sufragio de las mujeres. Después, el término fue asimilado por el propio movimiento. Las sufragistas interrumpían las comunicaciones cortando los cables del telégrafo, volaban buzones de correos y atacaban propiedades y, cuando iban a parar a la cárcel, se ponían en huelga de hambre para llamar la atención pública sobre su causa por la igualdad contra un Estado cada vez más brutalMe sorprendió que esta historia tan extraordinaria y poderosa nunca hubiera sido contada en el cine. Éramos un grupo de mujeres cineastas y enseguida nos sentimos atraídas por el tema”. Así describe Sarah Gavron su conexión con el primer largometraje que dirige desde Brick Lane (2007), por el que fue hace ocho años candidata al BAFTA a mejor debut. Acompañada nuevamente de la guionista Abi Morgan y las productoras Alison Owen y Faye Ward, la realizadora británica se ha lanzado a la dirección de una cinta a la que el gran interés social y el fantástico reparto han convertido en una de las más sonadas del año aun cuando las expectativas no hayan sido del todo satisfechas.

Carey Mulligan en Sufragistas (Sarah Gavron, 2015)
La estética de Sufragistas está dominadas por tonos
grises en sintonía con los tiempos que la albergan
Sufragistas (Suffragette, 2015) muestra la lucha de varias mujeres británicas por alcanzar el sufragio femenino en Reino Unido, conseguido finalmente en 1928, pero verdaderamente sirve para honrar a tantas mujeres que han luchado —y siguen luchando— por la igualdad en todos los ámbitos, por “vivir la vida de otra manera”, como expresa emotivamente el personaje de una maravillosa Carey Mulligan que podría haber conseguido su segunda nominación al Óscar tras la alcanzada por la película que la lanzó a la fama, An education (Lone Scherfig, 2009), de no haberse desinflado tanto la cinta. Protagonista también del Lejos del mundanal ruido del danés Thomas Vinterberg, la actriz británica ha aprovechado el 2015 para confirmarse como uno de los jóvenes talentos del momento. En Sufragistas está excelentemente acompañada de una Helena Bonham Carter por fin desencasillada y una Meryl Streep tan apoteósica como siempre que logra hacer perfecto uso de su escasísimo tiempo en pantalla.

Meryl Streep en Sufragistas (Sarah Gavron, 2015)
A la gran Meryl Streep le valen unos escasos
minutos para dejar huella en Sufragistas
La triplemente oscarizada actriz interpreta a Emmeline Pankhurst (1858-1928), imagen del movimiento de liberación femenino. Y, aunque muchos han criticado que haya prestado al film más su nombre que su presencia, lo cierto es que nadie podría haber encarnado mejor al personaje. Así, durante la primera mitad de Sufragistas se rodea a Pankhurst de un halo de misterio y fascinación que, por supuesto, no decepciona con su aparición en la ventana, siendo su maravilloso discurso uno de los grandes momentos cinematográficos del 2015. Aunque breve, ese poderoso instante es clave para el desarrollo de la cinta, ya que permanecerá vivo en el corazón de la protagonista —y en el de los espectadores— durante la segunda mitad de la misma. Y es que, más que nada, esta película es el bello reflejo de cómo una mujer corriente es poco a poco consciente de que la vida puede darle algo más de lo que los parámetros establecidos le han enseñado a exigir: la meta no es tanto el sufragio en sí, como la necesidad de que la justicia se imponga a la falta de lógica. Se antepone por tanto nuevamente el camino al destino.

Carteles originales de Sufragistas (Sarah Gavron, 2015)
"Madres, hijas, rebeldes", rezan los reivindicativos
carteles de Sufragistas, dominados por el genial reparto
Por desgracia, la convencionalidad de guion y dirección impiden a Sufragistas brillar con la fuerza que se esperaba de ella con los primeros avances, quedando la emocionante historia real supeditada al propio viaje interior del personaje ficticio encarnado por Carey Mulligan. Empero, es tal la honestidad con que todo el equipo involucrado aborda el film que el resultado trasciende la estricta calidad cinematográfica para convertirse, tanto en un bello homenaje a tantas mujeres que lo dieron —y siguen dando— todo por la igualdad de género, como en todo un acto reivindicativo que en pleno siglo XXI sigue siendo necesario. Sin ir más lejos, el estreno de la cinta en Londres se vio interrumpido por un grupo de activistas que protestaba en contra de la reducción de servicios públicos para las víctimas de violencia: “las mujeres muertas ya no pueden votar”, exclamaron; lejos de indignarse, el reparto del film se sintió orgulloso de haber despertado tal reacción: “es la respuesta perfecta para nuestra película; exactamente lo que nuestros personajes harían”, dijo Helena Bonham Carter a su paso por la alfombra roja. Pero, claro, no fueron pocos los que aprovecharon la situación para ridiculizar a las manifestantes con la misma mofa con que eran recibidas las sufragistas en su día. Y es que, lamentablemente, los valores negativos atribuidos al término sufragista se aplican hoy en día al feminismo, un movimiento que, lejos de ser la versión femenina del machismo, exige algo tan lógico como es la igualdad en todas sus formas. ¿Puede alguien cuerdo realmente oponerse a ello?


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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1 comentario:

  1. Juan Roures,
    ,uy en sintonía con tus opiniones,tanto acerca de la película como de lo que para mí es el feminismo, necesario hoy en día tanto por parte de hombres como mujeres,para alcanzar una igualdad de derechos todavía hoy no real en todos los ámbitos y mucho menos si empezamos a diferenciar por países.
    Carey Mulligan es la estrella que más brilla en "Sufragistas",aunque a mí desde luego, ya me conquistó del todo en "Shame".
    Saludos

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